viernes, 21 de enero de 2011

REINHEITSGEBOT


Por: Javier “Sunshine II” Sánchez


¿Tienes idea qué tantas cosas contiene a la cerveza que te estás tomando? Lo más probable es que no. Cuando nos acomodamos con un tarro enfrente generalmente nos lo empinamos sin más y disfrutamos el momento. De cualquier manera sabemos que si nos hace daño podemos demandar al fabricante.
Desde que se inventó la primer cerveza, allá a fínales del neolítico las diferentes culturas la preparaban como les daba la gana, aunque siempre cuidando que sirviera como alimento y les alegrara el espíritu después de darse de mazazos con la tribu de al lado. Esto se repetía en diferentes partes del mundo en diferentes momentos con rutinas similares.
Muchos años después, cuando la última glaciación retrocedió convirtiendo a Europa en el continente fértil que conocemos hoy, empezaron a surgir las civilizaciones que derivarían en la impresionante gama de países que conocemos hoy. La elaboración de cerveza comenzó a concentrarse en el centro norte de Europa al grado de que todos los estilos que conocemos en el resto del mundo hoy en día salieron de ahí. Sin embargo esto no fue fácil.
Cuando la cerveza se transforma en un producto rentable, es decir, cuando empieza a generar algún tipo de utilidad para quienes lo fabricaban, sin importar que fueran asociaciones religiosas o civiles, echaron a volar su creatividad para captar y mantener su mercado. Las recetas fueron innumerables y los resultados fascinantes. Sin embargo nadie había fijado las reglas fundamentales de esto, nadie hasta que los meticulosos alemanes establecieron, escribieron y elevaron a nivel de ley cómo debería de fabricarse la cerveza en su país.
En 1516  el gobierno alemán estableció la Ley de Pureza de Baviera o Reinheitsgebot. Dicha ley decretaba que los únicos ingredientes que se podían utilizar para fabricar cerveza dentro de su país eran el agua, la malta (principalmente de cebada), el lúpulo y la levadura.  Bajo ninguna circunstancia debería de agregarse aditivo químico alguno, azúcar, arroz, maíz ni cebada sin maltear. Muchos aseguran que esta fue la primer ley de protección al consumidor que se implementó, ya que garantizaba a los bebedores la calidad de la cerveza que estaban consumiendo, sin embargo hay otros elementos que nos hacen dudar. Dicen algunos que a quien se protegía en realidad era a los granjeros quienes garantizaban con ello la venta de sus cosechas generando los impuestos tan importantes para la corte. También se dice que con la implementación de la ley de Pureza de Baviera se garantizó el consumo del lúpulo sembrado en la región y, en lo general, a la industria cervecera que se encontraba gran parte en manos de los nobles alemanes. No podemos perder de vista que bajo el mandato de la familia real de Baviera, los Wittelsbach, que rigieron desde 1180 hasta la Primera Guerra Mundial, la cerveza floreció  en el país como nunca antes trayendo grandes beneficios económicos a las arcas reales.  Se cree incluso que el duque Albrecht fundó la Cervecería de la Corte Real, Hofbräu-haus conocida ampliamente por las iniciales HB y de gran aceptación en nuestros días. Esta cervecería emblemática alemana pertenece actualmente al Estado.
Algunos otros países  han implementado regulaciones similares a las de la Reinheitsgebot, por ejemplo Finlandia y Noruega. Existen cervecerías que han convertido la Ley de Pureza de Baviera en toda una estrategia de mercado al sustentar su argumento principal de venta en ella.
En México estamos muy lejos de la sombra de esa ley, las grandes cervecerías han “tropicalizado” los sabores de las cervezas que venden suavizándolas – aunque no te lo digan - con otros ingredientes como arroz, maíz y vaya usted a saber qué más. Los sabores auténticos de los estilos de cervezas originales siguen perteneciendo a los Europeos.
Por último algo importante antes de retirarme del aire: el hecho de que una cerveza no esté elaborada bajo los principios de la Ley de Pureza de Baviera, no significa que sea una mala cerveza. De ninguna manera. Infinidad de cervezas en todo el mundo son elaboradas fuera de esta ley y son excelentes. En mi caso particular creo que lo que debemos de aprender como consumidores de este esfuerzo de los alemanes, es saber qué estamos tomando. Acostumbrarnos a preguntar qué contiene y cómo fue elaborada la cerveza que vamos a tomar. No quedarnos con la mera frase publicitaria que por lo general no nos dice nada al respecto.
 ¿Tu qué cerveza nueva probaste esta semana?  Explora, diviértete, piérdete en la diversidad. Busca más allá de la tienda de la esquina.

Comentarios: javier@elsume.com

1 comentario:

  1. Esta ley cervecera bávara no tuvo nunca ninguna competencia en la calidad de las cervezas. Fue una ley impositiva que también apuntaba a reservar el uso del trigo y el centeno para la panificación (la cebada no es adecuada para hacer pan).

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